DESPERTAR

Mi pequeña biblioteca era como cualquier otra: Libros antiguos, revistas degradadas por el tiempo, una mesa con una silla y una pequeña lámpara. Nada llamativa a la simple impresión humana. Si no fuera porque allí guardaba mis primeros escritos en un cuaderno forrado de azul. Aquel cuaderno tampoco daba la idea de que pudiera ser algo importante, excepto para mí. Ahora que es de noche, acabo de cogerlo -después de muchos años- y lo primero que siento es cómo descubrí esa vocación (¿Pasión?) que me llevó a dedicarme a la escritura. En las primeras páginas solo encuentro relatos cortos, pequeños versos y frases solitarias.

Hasta que por fin encontré un nombre. Sí, recordé que gracias a Marianella mi pasión por la escritura fue aumentando luego de que ella despertó su amor en mí. Gracias a la biblioteca que aún conservaba, seguían vivos sus recuerdos. Y así sería por siempre.